|   | La enfermería
  La enfermería es una zona muy importante del monasterio. En ella se recoge y asiste a los monjes enfermos. La regla de San Benito dedica el capítulo 36 a los hermanos enfermos "ante todo y sobre todo hay que tener cuidado de los enfermos, de manera que sean atendidos como si fueran el mismo Cristo, porque el dijo, estuve enfermo y me visitasteis": "infirmorum cura ante omnia et super omnia adhibenda est, ut sicut revera Christo, ita eis serviatur; quia ipse dixit: “Infirmus fui, et visitastis me”.  Pero además se especifica que los hermanos enfermos serán colocados en un local aparte y se les nombrará un enfermero temeroso de Dios, diligente y solicito. Por tanto era necesario disponer de una enfermería. El espacio de la enfermería debía cumplir unos requisitos fundamentales para cumplir su cometido, debía ser autónomo con respecto al resto del cenobio, de manera que los monjes enfermos residían juntos en un mismo lugar, lo que facilitaba la labor del monje enfermero, ademas de no entorpecer las tareas del resto de la comunidad. El monje enfermo debía solicitar el perdón de la comunidad por padecer su afección y únicamente entraría en la enfermería si transcurridos unos días desde el comienzo de los síntomas, el abad lo juzgaba conveniente. La enfermería estaba vetada para todo aquel que no perteneciera a la comunidad, esto incluía a los visitantes ocasionales incluso si eran abades de otros monasterios, si bien estas reglas tan estrictas podían ser flexibilizadas en algunos momentos, como la de la reunión del capítulo anual en Citeaux, cuando la enfermería podía ser el sitio de hospedaje de la gran cantidad de visitantes de otros monasterios. Los enfermos podían recibir visitas de parientes o amigos ajenos a la comunidad religiosa, lo que se consideraba beneficioso para su recuperación.  Si el monje entraba en trance de muerte, se producía una visita colectiva y ritualizada que llevaba a cabo la comunidad entera, puesto que ningún monje debía encontrarse solo ante las puertas de la muerte, para que el moribundo pudiera afrontar el paso con la confortación de la comunidad. Por otro lado la existencia de monjes que debían estar apartados de la comunidad, exigía otra serie de servicios que ofrecerles, como la asistencia a los oficios, por lo que debía existir un capilla, donde se desarrollaran los oficios litúrgicos para los enfermos que no pudieran desplazarse a la iglesia abacial, y aquellos que no podían moverse de la cama recibían la visita de miembros de la comunidad para recitar los oficios en su lecho. Tres clases de monjes enfermos coexistían en las enfermerías, los que se recuperaban de una enfermedad tratable y temporal, los monjes ancianos e impedidos que habitarían la enfermería de manera permanente y una tercera que era la de los que se recuperaban de una sangría.  En los monasterios cistercienses, la sangría era practicada sobre los miembros de la comunidad cuatro veces al año, ya que según San Bernardo, abrir las venas, disminuye la mala voluntad, y expulsa el consentimiento del pecado, siendo en el caso cisterciense llevada a cabo en el calefactorio. Una vez realizada la sangría los monjes tardaban dos o tres días en recuperarse de sus efectos, reincorporándose al cuarto día a sus tareas, pudiendo recuperarse el el dormitorio, en el claustro o en la sala capitular, si bien desde el siglo XIII, los cistercienses se recuperaban en la enfermería, puesto que este espacio contaba con chimeneas, ausentes en el resto del monasterio, lo que permitía un mejor confort para el monje. Finalmente la enfermería disponía de: sala de enfermos, capilla, refectorio, cocina, letrinas, en ocasiones un claustro y vivienda para el enfermero. En los monasterio peninsulares hay restos de los recintos de enfermería en Poblet, La Oliva, y las Huelgas de Burgos, mas confusamente en Santes Creus e Iranzu que conservan las capillas aunque incluidas en restos de difícil interpretación. La situación de la enfermería en el monasterio se sitúa en el lado este del complejo monástico, buscando la zona mas alejada de la parte occidental, en la que se podían celebrar incluso mercado o festividades en los compases que rodean al monasterio, pero también obedece a la idea galénica de que de todos los puntos cardinales, el este es el que ofrece mejores condiciones de habitabilidad, pues el calor y el frío son allí mas moderados y el agua de mejor calidad. Otra explicación sería la de el acceso al agua, fundamental en la cocina, el lavatorio, refectorio y letrinas y también en la enfermería que ofreciese a los enfermos la posibilidad de tomar baños para mejorar la salud, lo que obligaría a que la enfermería estuviera alineada con la panda del refectorio y siguiera una línea en el eje este oeste con ella, evitando la zona occidental donde se situaba la cilla, el edificio de conversos , la portería, la hospedería y todas las dependencias asociadas al mundo exterior, parece natural que la enfermería una zona de aislamiento y reclusión se situase en el extremo opuesto es decir al este del claustro reglar. (Bibliografía)   |  |