Niebla detras de Leyre

El Cister Ibérico

Un recorrido por los monasterios cistercienses de la península ibérica

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Mapa monasterios de la península ibérica

 

El Cister en Navarra

Navarra en los siglos XI al XIII

El reinado de Sancho el Mayor, (1004-1035), es el acontecimiento mas relevante de la edad media en Navarra. Coincide con la desaparición del Almanzor y de su hijo y sucesor Abd-el-Malik (1008), con la disolución del califato y la aparición de multitud de reinos de taifas, enfrentados entre ellos. Esto produce una alivio de la presión que soportaban los reinos cristianos del norte peninsular y una inversión en la balanza del poder entre cristianos y musulmanes. Sancho, mediante una guerra localizada de aparición intermitente, consigue arrebatar territorios al reino de Zaragoza, consolidando una línea de castillos que van desde el valle de Funes, pasando por Sos y Uncastillo, llegando hasta Loarre, consiguiendo un avance de gran importancia estratégica , que se mantendrá hasta finales de siglo. Se recuperan también las tierras de Sobrarbe y el condado de Ribagorza. Cuando se produce el asesinato del conde García de Castilla, tiene que hacerse cargo del condado, pero sin llegar a ostentar el título de conde, que recalló con el consentimiento de los castellanos en su segundo hijo Fernando. Este monarca se preocupa además, de restaurar la vida monástica y eclesiástica, para lo que mantuvo relaciones con la abadía de Cluny, recibiendo del abad Odilón un grupo de monjes, que introdujeron o vigorizaron la observancia de la regla benedictina, en su versión cluniacense, en los principales monasterios del reino, San Juan de la Peña, Irache, Albelda y Oña, quedando las abadías sujetas a la obediencia de los obispos, siguiendo la norma de Cluny, y estos obispos nombrados por el rey.

A la muerte de Sancho, el reino se divide entre sus hijos, si bien es García el de Nájera (1035-1054) primogénito legítimo, el que recibe el título de rey. Ramiro que era mayor pero de origen bastardo, recibió el condado de Aragón, Fernando el condado de Castilla, como ya se ha mencionado y Gonzalo las tierras de Sobrarbe y Ribagorza.

Ramiro aun sin título real, ejerció como tal en Aragón e incrementó su territorio, cuando al ser asesinado su hermano Gonzalo, los nobles del territorio le reconocen como nuevo señor hasta su muerte, cuando es sucedido por Sancho Ramírez . Cuando muere García en 1054, al enfrentarse en batalla con su hermano Fernando I en la batalla de Atapuerca, es sucedido por Sancho de Peñalén, en aquel momento de 14 años. Se producen entre los dos enfrentamientos que impiden progresar en la conquista de territorios. Sancho de Peñalén, sería asesinado en 1076, dejando descendencia menor de edad , pero el reino se divide en dos, una parte se une a Aragón con Sancho Ramíro , incluyendo Pamplona y parte de Guipúzcoa, y la otra que comprendía la Rioja, Álava, Vizcaya y el occidente de Guipúzcoa, se unen a Alfonso VI de Castilla.

Sancho Ramíro puede ostentar el título de rey de Pamplona y Aragón, lo que le permitió acabar las disputas entre ambos reinos, y le permitió expandirse hacia los territorios de los reinos taifas de Zaragoza y Lérida, siendo sucedido en esta línea por su hijo Pedro I (1076-1104), cuando muere en 1094 mientras cercaba la ciudad de Huesca, siendo su hijo el que conquistaría la ciudad, así como Barbastro. Pedro I moriría sin descendencia por lo que su corona se trasladará al hijo de un segundo matrimonio de Sancho Ramírez con Felicia de Roucy, Alfonso I el Batallador, que inicia la reconquista de Zaragoza recien ocupada por los almorávides, consiguiendo la rendición de la ciudad tras un asedio de siete meses, y tras ella fueron callendo, Tudela, Tarazona, Calatayud y Daroca. Al morir sin descendencia y como muestra de su espíritu de cruzado, lego en su testamento sus reinos a las tres órdenes militares de tierra Santa, San Juan de Jerusalén, el Temple y el Santo Sepulcro.

El testamento del Batallador , era en la práctica imposible de realizar, lo que causó un conflicto que se resolvió de manera distinta en Navarra y Aragón, como ya hemos dicho al hablar de Aragón, se nombra rey a Ramiro II el monje , mientras que los navarros nombran a García Ramírez el Restaurador, descendiente de la línea sucesoria de Pamplona pero bastarda. García Ramírez se ve obligado a prestar vasallaje a Alfonso VII de Castilla, cuando este acude en socorro de la ciudad de Zaragoza, acosada por los almorávides, recibiendo la ciudad como parte de este vasallaje. En 1136 la política de Alfonso VII da un giro total, el rey Navarro será desposeído del señorío de Zaragoza, que será ofrecido a Ramiro II, cuya hija Petronila como ya se ha dicho al hablar de Aragón, aportará esta a su unión con Ramón Berenguer IV. La situación de Navarra queda sin frontera con los musulmanes, aunque sigue participando en la reconquista, en unión de aragoneses y castellanos. Por otra parte desde la curia romana se sigue reivindicando el testamento del Batallador, por lo que no se reconoce la legitimidad de García.

A la muerte de García, su hijo Sancho VI el Sabio (1150-1194) recibe de nuevo las amenazas contra la independencia de Navarra. Todo el siglo XII será un prodigio de habilidad diplomática y de energía bélica frente a los dos poderosos reinos vecinos. La muerte prematura de Sancho III (1158) y la minoría de Alfonso VIII, sumen a Castilla en un período de inestabilidad que paraliza los planes expansionistas, al tiempo que la muerte de Ramón Berenguer, hacía lo propio en Aragón, dejando una coyuntura favorable para que Sancho VI recuperara territorios considerados propios y arrebatados como Álava, La Rioja, Miranda de Ebro, la Bureba, resistiendose las plazas de Calhorra y Nájera. Estas conquistas durarán poco pues serán recuperadas por Alfonso VIII.

Navarra y el Cister

La fundación del monasterio de Fitero por Alfonso VII en 1140 es quizás el primer monasterio de la península, seguirán otros como La Oliva (1149), Iranzu (1178), Leyre (1237) y Marcilla (1407). García Ramírez, será el continuador de la expansión cisterciense en Navarra, confirmando la cesión de terrenos y favoreciendo nuevas implantaciones

Los monasterios navarros y la Congregación Cisterciense de la Corona de Aragón

Tras la formación de la Congregación aragonesa, los monasterios navarros intentan unirse a ella, evitando los deseos del rey, que era su unión a la Congregación Cisterciense de la Corona de Castilla, siendo autorizados por el rey tras un largo período, el 7 de octubre de 1632, en la reunión del capítulo aragones y fué confirmada por el Papa Urbano VIII en 1634

Fitero
Iranzu
La Oliva
Leyre
Tulebras
Marcilla