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El Cister en Asturias
Asturias en los siglos XII y XIII
Asturias forma parte de la corona de León. Alfonso VII de Castilla tiene en 1133 una hija ilegítima con Gontroda Petri, recibiendo el nombre de Urraca, siendo separada de la familia de su madre y educada por su tía la infanta doña Sancha. En 1144, Alfonso VII como parte del proceso de paz entre Castilla y Navarra, casa a Urraca con García Ramírez de Navarra. Al enviudar se vuelve a Asturias para estar mas cerca de su madre, recibiendo del rey propiedades a modo de infantado y le permite ostentar el título de reina de Asturias. Fija su corte en Oviedo y gobierna la región respetando la autoridad de su padre primero y de su hermano Fernando II de León. En 1163 contrae segundas nupcias con un caballero asturiano Álvaro Rodríguez de Navia, que sera un gran combatiente en la reconquista. En 1164 el matrimonio protagoniza un intento de secesión que fracasa, desapareciendo desde entonces de los documentos oficiales, siendo un misterio sus últimos años, siendo enterrada en la catedral de Palencia. A partir de entonces, aparece Fernando II (1137-1188) como rey de Asturias. Será sucedido por Alfonso IX (1171- 1230), cuyo hijo Fernando III volverá a unificar Castilla y León.
El Cister en Asturias
Será de manera tardía en el siglo XIII cuando la orden cisterciense se asiente en Asturias, comenzará en Valdedios en 1200 mediante donación del rey Alfonso IX, gran protector y benefactor de la orden, contemplándose como filial de Sobrado. Posteriormente se produce la fundación de Santa María de Oscos en 1203 como filial de Carracedo. El monasterio de Gúa es el único con presencia femenina cisterciense en Asturias, inicialmente es un monasterio sin adscripción a la orden que no será incorporada hasta finales del siglo XIV, se localiza en los montes de Somiedo y posteriormente se traslada a Avilés, conformando el monasterio de las Bernardas o de las Huelgas de esta localidad, donde permanecerán hasta noviembre de 1868, cuando deberán abandonar el monasterio para refugiarse en el de San Pelayo en Oviedo hasta el 13 de diciembre de 1880 cuando saldrán definitivamente con destino a Gradefes, terminando de esta manera la presencia femenina cisterciense en Asturias. El monasterio fue derruido por lo que no queda ningún vestigio en la ciudad de Avilés. Por su parte el monasterio de Lapedo-Belmonte pasa a ser de hábito cisterciense a partir de que su casa madre el de Carracedo se incorpore a la orden en el 1200, actualmente solo existen la cerca que cerraba la abadía y una parte del testero de la iglesia. |
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