Monasterio de Santa María de Rueda: la sala capitular
Estamos de nuevo ante una obra, en la que a pesar de la renuncia a la expresividad figurativa y simbólica del románico, la elaboración cuidada y la limpieza de los adornos nos causa una gran impresión, quizás no tanta como la portada de Veruela , que es mas exclusiva, pero sin duda quedará en la memoria del visitante.
Compuesta por una puerta central y dos ventanales laterales, incluidos en una estructura abocinada con arcos ojivales conteniendo arquivoltas que muestran distintos adornos labrados en la piedra, unos con forma de orla, otros lisos de manera alternante y repitiendo las mismas estructuras en los tres espacios.
La estructura interior es como en todos los monasterios del Cister de bóvedas de crucería con dos columnas centrales aisladas de las que parten ocho arcos que se distribuyen entre ellas y hacia las paredes, donde el arco se cierra en columnas adosadas y truncadas, que descansan en ménsulas con adornos vegetales. Esta estructura produce un efecto óptico, como si las columnas centrales fueran el tronco de un árbol que se ramifica hacia el techo de la sala.
En la pared del fondo tres ventanales, permiten el paso de la luz del sol naciente, aportando iluminación y calor natural a la sala. Dos gradas corridas recorren la parte baja de los muros, donde los monjes se sentaban para asistir al capítulo diario.
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