El Cister Ibérico

Un recorrido por los monasterios cistercienses de la península ibérica

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Situación

Perales

Palencia

Filiación

Tulebras / Perales

Horario de Visitas

Desaparecido

Propietario

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Estado de Conservación

Desaparecido

Obras

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Comunidad religiosa

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Culto

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Restricciones Visitas

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Pagina Web

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Otros servicios

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Alrededores

 

Monasterio de Santa María de Perales

La fundación del monasterio es obra de Teresa Fernández de Tovar o Trava y su marido Nuñes Pérez de Lara, en unas posesiones que ambos tenían en tierra de Campos, en el lugar llamado Perales, donde deciden levantar un monasterio que sirviera de lugar de enterramiento tanto a ellos como a sus descendientes. La fundación se realiza el 29 de enero de 1160, bajo la advocación de Santa María de la Consolación. Recibe la donación Dª Ouceda, como primera abadesa y a una comunidad procedente del monasterio de Tulebras, constituyendo así la primera fundación del monasterio navarro.

La ubicación exacta del monasterio, en la actualidad se puede situar a la salida del pueblo en dirección a Carrión de los Condes cerca de una heredad que aún hoy se denomina "huerta de las monjas".

A partir de 1188, cuando Alfonso VIII, funda el monasterio de las Huelgas, intenta que los monasterios femeninos castellanos pasen a depender como filiales del monasterio burgalés, con la oposición de San Andrés del Arroyo, Cañas, Gradefes, y Perales. La intervención del abad de Cister, consiguió que la mayoría de los monasterio terminaran aceptando el cambio de filiación, excepto el de Perales que mantuvo la suya defendiendo sus derechos fundacionales, hasta que tuvieron que claudicar ante la presencia del abad Guido II de Cister y la querella que la abadesa de las Huelgas Dª María Gutierrez presentó contra la de Perales. Finalmente se celebro el primer Capítulo General en el año 1189, al que acudieron, ademas de las abadesas de los monasterios castellanos, el abad Guido II de Cister, los obispos Alderico de Palencia, Martín de Burgos, Martín de Finojosa de Sigüenza, junto con los abades, Guillermo de Scala-Dei, Raimundo de Sacramenia, Nuño de Valbuena, Pedro de Fitero, Sancho de Bonaval, Juan de Sandoval y Peregrino, prior de Bujedo.

En mayo de 1189, se había producida la bendición del monasterio de Santa María de la Consolación de Perales, acto al que asistieron los nietos de los fundadores, D. Nuño y su mujer Dª Catalina, infanta de Castilla, Así como los obispos, D. Diego de Burgos, D. Alfonso de Palencia, D. Rodrigo de de León y D.. Rodrigo de Calahorra. En ese mismo día se produce la ratificación de las donaciones de los fundadores por D. Nuño y Catalina, añadiendo el lugar de Pajares, recibiendo la donación como abadesa Dª Mencía, hija de los condes.

En 1229 Fernando IV confirma el privilegio dado por su padre Sancho IV, sobre los maravedíes que la abadesa y monjas de Perales deben recibir para su vestuario. En 1335 Alfonso XI y posteriormente Juan II en 1379 que lo confirma, otorgan al monasterio privilegios, que protegen al monasterio para que nadie moleste a sus vasallos, ni corte leña en el monte propiedad del monasterio, en esta última confirmación aparece el nombre de Juana Gutierrez como abadesa.

Enrique III, en 1392, confirma los privilegios otorgados por Sancho IV y Alfonso XI, afirmando que el monasterio es de fundación real, afirmando el vasallaje de los vecinos de Perales.

El patrimonio fue creciendo, adquiriendo propiedades de grajas y tierras de labranza en los pueblos de la comarca, como Monzón, Manquillos, Paredes de Nava, Villafruela, Villaldavin, Amusquillo y Tariego.

Durante u etapa de esplendor el monasterio se permite la fundación de filiales como el de Torquemada y el de San Andrés del Arroyo

En 1593 a raíz de la elección como abadesa de Dª Catalina de Castilla, que inicia el deseo de una reforma, para lo que cuenta con algunas monjas de Gradefes y la autorización de la abadesa e las Huelgas, Dª Juana de Ayala. De aquí nace la reforma de la recolección que contó con el beneplácito del Rey Felipe II, la abadesa de las Huelgas y del Papa Clemente VIII, comenzando la reforma el 21 de noviembre de 1549 en Perales.

Un año después, se considera que el lugar de Perales no es apropiado para poder llevar la vida que con dicha reforma se quería implantar, lo apartado del lugar, que era despoblado, que el edificio amenazaba ruina, pero sobre todo porque convivían en el mismo lugar las religiosas que seguían la recolección y las que no la llevaban, lo que dificultaba la convivencia entre ellas.

Felipe II encarga al abad de Husillos, D. Francisco de Reinoso, que busque un nuevo lugar par ala comunidad, aceptándose el de Valladolid como mas idóneo, y en unas casas propiedad del regidor de Valladolid D. Antonio Salazar y su mujer Dª Francisca de Aguilar, se realizan obras de adecuación, permitiendo el traslado de la monjas el 18 de diciembre de 1595.

En Valladolid se cambia el nombre por el de San Joaquín y Santa Ana, llegando 13 religiosas al nuevo monasterio siendo repartidas las demás por otros monasterios de la misma filiación de las Huelgas, como San Bernardo de Palencia, Vileña, San bernardo de Burgos, San Andrés de Arroyo, Aranda, Cañas y Gradefes.

El 5 de enero de 1597 se bendijo el monasterio y todas sus dependencias, estando presente el alcalde de la villa, D. Ejaz Banegas, el arcediano de Tordesillas D. Luis Sarmia, otorgando la bendición y la misa mayor, el abad de Valbuena F. Agustín López.

La Recolección será confirmada por el Papa Clemente VIII en 1601, redactándose en 1604 las constituciones que darán cuerpo jurídico a la reforma, por los sacerdotes Gaspar de Ubeda y Agustín López, que finalmente serán aprobadas por Paulo V.

Posteriormente la Recolección se extendió a Málaga, Toledo, Talavera y Guadalajara, Consuegra y Alcalá de Henares, Lazcano (Guipúzcoa), Guadalcazar de Córdoba, Granada, hasta completar once fundaciones en el siglo XVII.

A raíz del abandono del lugar de Perales, el monasterio cayo en la ruina y terminó desapareciendo no existiendo en la actualidad ningún vestigio de su existencia (Bibliografía)