El Cister Ibérico

Tras dos intentos fallidos de visitar las ruinas de este monasterio por fin en el mes de marzo, he conseguido acceder al edificio que ofrece mas de lo que me esperaba, pues pese a estar en estado de ruina parcial, debido a los años de abandono y expolio, es el único monasterio cisterciense de la provincia de Guadalajara que puede visitarse y del que queda algo en pie. Recomiendo a todo aquel interesado en el arte románico y en la cultura, un breve viaje desde Madrid en un paraje de gran belleza, dominado por los embalses de Entrepeñas y Buendía, y por una zona escarpada que precede a la llegada a este lugar. Pertenece a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha y lo cuidan un grupo de valientes, que gestionan tanto el acceso al monasterio como al vecino yacimiento romano de Ercavica. Deseo que tengan la suerte necesaria para mantener visitable un monumento que forma parte de nuestro patrimonio y que corre le peligro de desaparecer si no se le aparta de la indiferencia y el olvido.

Difícil tarea como siempre datar los orígenes de este cenobio, pues como en la mayoría de los casos los documentos son escasos y muchas veces confusos o contradictorios unos con otros. Existen leyendas que atribuyen el origen del monasterio a la mujer de Amalarico rey visigodo coronado en el 522, lo que no deja de ser una anécdota. Basándose en la monografía del monasterio escrita en 1721 por Fray Bernardo de Carte, se ha tomado tradicionalmente el año 1140 como el fundacional, lo que convertiría a este monasterio en una de las primeras fundaciones cistercienses de la península, y sería Alfonso VII el encargado de la fundación. La fundación se realizó con monjes de Escala Dei, por tanto estamos ante un cenobio de la rama de Morimond. También parece que existió una ubicación anterior, El Madroñal donde subsistirían durante dos años antes de instalarse definitivamente en la ermita de Monsalud, territorio que pertenecía a D. Juan De Trebes, arcediano de Huete. La realidad es que en la actualidad esta fecha se muestra como bastante dudosa. La primera noticia que tenemos cierta del monasterio es de 1167. En este año, el mencionado Juan de Trebes, redacta un documento de donación de la aldea de Córcoles y todos sus términos, lo que probablemente indica que la donación tiene una proximidad con el asentamiento de la comunidad. Este mismo documento introduce la duda de si se trata de una donación anterior y el documento se emite para consolidar las cesiones. Así mismo el hecho de que en este documento no se utilice la denominación de Nuestra Señora o Santa María y el que se nombre al abad Fortone Donato, como sirviente de Dios bajo la regla de San Benito, hace dudar como ya hemos visto en otros monasterios, si se tratara en aquel momento de una comunidad benedictina y no cisterciense. El siguiente documento es de 1169 y se trata de una confirmación Real de la donación anterior, realizada por Alfonso VIII, en este documento ya se nombra el monasterio como Sanctae Mariae de Monte Salutis, lo que ya nos permite pensar en una advocación cisterciense, y ademas el documento hace referencia a los conversos, lo que hace pensar con mas fuerza en la existencia de una comunidad cisterciense. Por tanto dejaremos como probable que entre las dos fechas de 1167 y 1169 se estableciera la comunidad cisterciense en Monsalud. Alfonso VIII volvería a redactar nuevos documentos entre ellos uno de 1174 en el que se menciona la presencia de la Orden de Calatrava, lo que indica que en algún momento de su historia, la Orden de Calatrava estuvo en el monasterio. Curiosamente en la sala capitular se conservan las inscripciones y los enterramientos de Nuño Perez de Quiñones, cuarto maestre de Calatrava y de Sancho de Fontova.

La vida del cenobio no debió ser fácil, pues algunos documentos hacen pensar en que la comunidad atravesó épocas de necesidades, precisando dedicar las donaciones para comprar pan. La ausencia de nuevas donaciones y la existencia de pleitos con los vasallos de Córcoles y Alocén hacen la vida del monasterio difícil. Hasta el siglo XVI, cuando el monasterio se incorpora a la Congregación de Castilla, no se produce el resurgir de la comunidad, sustituyendo a los abades perpetuos por trienales y consiguiendo la recuperación económica. Con el Abadiazgo de Fr. Bernardo Barrantes y su hermano Sebastian, consiguieron dejar el monasterio libre de pensiones y con buenas rentas. No se disponen de mas noticias debido a los dos incendios sufridos en el archivo en 1300 y antes de la exclaustración definitiva, que supuso el comienzo de la ruina del edificio. (Bibliografía)