El Cister Ibérico

Monasterio cuya fecha de fundación es desconocida y situándose originalmente en Valdefuentes, lugar cercano a Villafranca Montes de Oca. En el año 1169, gracias a una donación de Alfonso VIII, se produce el primer traslado a la localidad de Sajazarra, lugar donde se produce la incorporación del monasterio a la observancia cisterciense, pasando a ser una filiación de Veruela, cuyo abad asiste a la inauguración de la etapa cisterciense en mayo de 1171. No parece que el lugar de Sajazarra cumpla con las expectativas de los monjes, por lo que solicitan al rey un nuevo emplazamiento, que les es concedido en el lugar de Herrera, donde comienzan a construir su gran monasterio, y realizando el traslado en 1181.

El monasterio recibe donaciones y privilegios de Alfonso VIII, confirmado posteriormente por privilegio del rey D. Sancho, "recibiendo el abad Fr. Guillermo de Saua, las propiedades de Herrera y Hereruela, las Hormaças, Armiñón, las salinas de Herrera con sus términos alrededor del monasterio, con viñas, tierras, prados, pastos, arroyos, molinos, montes y canales, con sus entradas y salidas y demás pertenencias".

En 1203 el mismo rey fundador, realiza una nueva donación, con la heredad de Bilibio, recibida por el abad D. Arnaldo, que recibe el mismo día el privilegio de exención de portazgo, mortazgo y herbaje pudiendo pastar sus ganados libremente hasta el río Tajo.

Estos privilegios serán confirmados por Fernando III, Alfonso X, Sancho IV, Fernando IV, Alfonso XI y por último Pedro I en Valladolid el 5 de agosto de !389, no limitándose a la confirmación de privilegios sino añadiendo algunos mas como Alfonso X que añade las casas de Zereço, las heredades de Baños, Azobra y Amenos de los Collazos, Además de 100 maravedíes de las salinas de Añana cada año por siempre.

Ademas de las donaciones reales el monasterio recibe privilegios como las bulas pontificias de Inocencio IV, que recibe al abad del monasterio en 1245, reconociendo todas las propiedades del monasterio y concede a los monjes la facultad de poder ser testigos en las propias causas. Nicolas III toma al monasterio bajo su protección en 1278 confirmando de nuevo sus posesiones.

Durante el siglo XIII el monasterio debió entrar en crisis, tal y como se deduce de las reiteradas llamadas al orden del Capítulo General, de tal manera que en 1258 se comisiona al abad e Scala Dei para que acuda a Herrera, cuyo abad y comunidad estaban excomulgados, a fin de examinar la situación, con prohibición de levantar el castigo, mientras no dieran muestras de arrepentimiento, sin que se sepa cual era la causa de estos problemas.

En 1510 el monasterio se incorpora a la reforma e la Congregación cisterciense de Castilla, siendo el encargado el General de la congregación Fray Lorenzo e Peñafiel y se elige como abad trienal a fray Joan Zamudio, siendo confirmada posteriormente por el Papa León X en 1515.

Durante la invasión francesa los monjes tienen que abandonar el monasterio siendo reintegrada la comunidad en 1814. Posteriormente la desamortización de 1835, causa el cierre del monasterio siendo el último abad Fr. Vicente Ortega disolviéndose la comunidad a finales de este año. El abandono lleva a la ruina del monasterio, que además sufre un incendio que deja el edificio reducido a escombros.

En 1873 es comprado por Felipe Puig de la Bellacasa por 1126 pts

En 1885 lo ocupan los carmelitas que inician obras de reconstrucción , habilitando el refectorio como capilla, manteniéndose en el hasta 1905, cuando se vende las monjas Trapenses expulsadas de Francia, que prosiguen la restauración, consiguiendo dejar el edificio habitable. En 1921 las monjas abandonan el edificio y es cuando los PP Camaldulenses de Italia lo adquieren, fundando el primer yermo en España, situación que se mantiene en la actualidad (Bibliografía)